12 de octubre: El día en que inició la fragmentación de los territorios indígenas en América



Antes de la primera oleada colonizadora el continente americano estaba habitado en su mayoría por poblaciones indígenas, con un tipo de “civilización” que les permitía desarrollar un estadio de organización política semejante al modelo de ciudad-Estado europeo. El imperio Inca denominado el Tahuantinsuyo ó la sociedad Maya, son los ejemplos más relevantes del nivel de ordenación que estos pudieron alcanzar desde su cosmogonía y su visión de desarrollo social. 

El llamado “choque de civilizaciones” trajo consigo un irreversible cambio para estos pobladores, cuyos territorios se vieron fragmentados tras la imposición de fronteras imaginarias que delimitaron la estructura del Estado-Nación impuestas por las instituciones coloniales. A partir de este momento, la forma de organización indígena quedó subordinada al poder del nuevo aparato estatal que desconocía cualquier trato hacia estos y se edificaba sobre la noción mono cultural civilizadora europea.

En la región tras cinco siglos de este hecho histórico, se ha teorizado y formulado lineamientos para el tratamiento de estos grupos humanos desde la égida del Estado-Nación, que oscilan desde el genocidio hasta las nuevas formas que esta categoría de derecho penal internacional adapta en los siglos XIX, XX y XXI, como son la asimilación y la integración a la sociedad mayoritaria. 

Este tratamiento dirigido a estas poblaciones tiene como objetivo homologarlos a la noción de la cultura dominante, lo cual de acuerdo a los conceptos tradicionales de integridad y soberanía que caracterizan la emergencia del Estado moderno, serían la base de la legitimación del mismo. 

Desde la época de la colonia los pueblos indígenas recibieron un tratamiento distinto al resto de la población. Las leyes de Indias en su Libro Sexto contemplan los beneficios y las limitaciones que se le imprimían dentro del Estado a estos grupos humanos. A partir de este período podemos señalar que comienzan las políticas indígenas en el continente y que se mantienen hasta la actualidad.

El diseño de las políticas indígenas en América Latina responde a la estructura de poder, a los procesos y reglas de la sociedad americana en un período de tiempo determinado. Lo anterior, hace posible señalar que en la colonización el genocidio era la forma de tratamiento del aparato estatal, de acuerdo a una estructura colonial-dominante, en la que el uso de la fuerza era la forma de sometimiento hacia estos grupos. 

Posteriormente, la asimilación y la integración dan cuenta de un Sistema Liberal de mercado en el que el aparato estatal está inserto y, por tanto, el trato con estos se fundamenta en la integración de los mismos en los procesos de “desarrollo-industrial”.

Hasta ahora en América Latina se han diseñado dos tipos de políticas públicas dirigidas a estos grupos humanos: una, que se configura en el Estado y que se expresa en el asistencialismo, la asimilación y la integración, y otra, que se deriva de los propios pueblos indígenas (de abajo hacia arriba -top down-) en la cual, el aparato estatal debe materializarlas en la realidad social. Ambos tratamientos no han logrado mejorar la calidad de vida de estas poblaciones en la actualidad.

Estas dos visiones en las que han sido diseñadas las políticas públicas indígenas, se han visto influenciadas desde la década de los años noventa del siglo XX por el auge de los Derechos Humanos particularmente en materia indígena, la emergencia de estas poblaciones como movimientos sociales, la oportunidad política que esto trae consigo y la apertura de agendas políticas enfocadas por el respeto de la diversidad cultural. 

Lo anterior da paso a una nueva política indígena que debería estar formulada en el ámbito de la interculturalidad (entre la hibridez del indianismo y el indigenismo) y dirigida a materializar los derechos fundamentales vulnerados a estas poblaciones desde tiempos pasados. Esto último sólo sería posible en la refundación de un Estado de carácter plurinacional.

Sin embargo, en la actualidad los aparatos estatales en América Latina siguen siendo mononacionales, y aún cuando estas poblaciones originarias cuentan con un marco jurídico indígena (internacional y nacional) que reconoce desde los derechos territoriales hasta la gestión de sus recursos, estos pueblos se encuentran amenazados por los nuevos colonialismos que se traducen en agentes sin rostros, y que se ven representados por la actividad extractiva en sus hábitats y tierras.

Son tiempos de nuevos desafíos, en los que nos encontramos con la última etapa de la fragmentación de los territorios indígenas como consecuencia de la intensificación de la actividad extractiva, y con esto, una crisis climática que amenaza el sistema ecológico global en su conjunto.

Por un próximo 12 de octubre donde celebremos la titulación de los territorios indígenas en América Latina, y la protección de la Amazonía a partir de una gestión territorial fundamentada en los planes de vida de estas poblaciones originarias.

Grupo de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (GTAI-ULA)

 

 

 


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